¡Cómo pasa el tiempo!.
Parece que fue ayer, pero han pasado 2.000 años.
La Vía Augusta fue la calzada romana más larga de Hispania con una longitud aproximada de 1.500 kms. que discurrían desde los Pirineos hasta Cádiz, bordeando el Mediterráneo.
Partía en la actual localidad de La Junquera, siendo una prolongación de la Vía Domitia, que bordeaba la costa del sur de la Galia hasta Italia. Constituyó el eje principal de la red viaria en la hispania romana.
El emperador Augusto le daría nombre, a raíz de las reparaciones que se llevaron a cabo bajo su mandato, sobre los años 8 y 2 a. C., cuando se convirtió en una importante vía de comunicaciones y comercio entre las ciudades y provincias y los puertos del Mediterráneo.
Entre Barcino y Tarraco, en la Vía Augusta, los romanos construyeron un arco, el Arco de Bará. Es un arco de triunfo cerca de la localidad de Roda de Bará, un arco honorífico constituido por un cuerpo central sobre un podio, decorado con falsos pilastres acanalados que culminan en capiteles corintios. Tiene una única obertura en arco de medio punto. La parte superior de la construcción tiene un entablamento formado por arquitrabe friso y cornisa. Está construido con piedra calcárea, probablemente de algún yacimiento cercano.
La construcción del monumento deriva del testamento de Lucio Licinio Sura y se hizo en el reinado de Augusto, sobre el año 13 a. C. La inscripción que se conserva dice: «Ex testamento Lucio Licinio Lucio filii Sergia tribu Surae consa». Lo erigió para marcar los límites territoriales y terminar con las disputas entre las tribus de los ilérgetes y los cosetanos.
Los ilérgetes eran uno de los pueblos que ocupaban parte de la península Ibérica antes de la llegada de los romanos. Formado a partir del sustrato étnico indígena, incorporaron múltiples influencias provenientes de la Edad del Bronce y de algunas de las tribus indoeuropeas que inmigraron a la península en el primer milenio adC (ya en la Edad del Hierro). Eran posibles parlantes de protoeuskera, especialmente en su zona norte.
Los cosetanos eran un pueblo que habitaba muy cerca de los layetanos, incluso algunos se fundieron con ellos.
Otros se extendieron mas al sur de las provincias actuales de Barcelona y Tarragona y se fundieron con los Cesetanos (su capital Cese, posterior Tarraco Nova, actual Tarragona), por eso se les suele llamar Cosetanos o Cesetanos.
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¡Cómo pasa el tiempo!
Parece que fue ayer, pero han pasado 2.000 años.
La primera vez que pasé por el Arco de Bará fue con el 600. La carretera pasaba por debajo, como los romanos.
Luego hice la mili en el Campamento de los Castillejos, al norte de Reus, y los fines de semana, cuando salía de permiso, camino de Barcelona, paraba en Roda de Bará, en una discoteca del Roc de Sant Caietá (Sa Roca), en un acantilado, junto al mar.
Ahora escribo este capítulo en mi casa de Roda, cierro los ojos y no puedo evitar imaginarme que hace 2000 años, por estos alrededores, algún centurión romano estaría velando armas.
Yo, cuando, por las noches, hacía las guardias en el Campamento de los Castillejos,
me fumaba un cigarrillo.
Mi amigo el centurión, seguro que no.
Y crearon un Imperio.
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No sé como terminó lo de los ilérguetes y los cosetanos, pero lo de los romanos no terminó muy bien : 2000 años después, parece que Berlusconi tiene problemas.
Pero la Vía Augusta sigue ahí.
Y el Arco de Bará.
Se me antoja que el Arco de Bará tiene vida, pero que si hubiera fumado, no habría podido sobrevivir 2000 años.
20 de julio de 2011 (2000 años después)
Muy bueno
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