jueves, 20 de enero de 2011

12. El efecto avión

Hace unos capítulos os prometía hablar de lo que yo llamo "el efecto avión".

Barcelona - Nueva York , Barcelona - Buenos Aires o Amsterdam - Singapur.
Son tres viajes , largos, aparte de otros, que hice siendo fumador.
Entre siete y catorce horas.
Ya no se podía fumar en los aviones, antes sí, en las últimas filas.
Siempre me había preguntado por qué se podía fumar en las últimas y no en las primeras.
Pensaba , sin duda equivocadamente, que si se fumaba en las primeras filas , con la velocidad del avión, el humo iba hacia atrás.
Lo que más me jodía era la gente que, siendo fumador, sacaba billete de no fumador y, cuando quería fumar se iba a las últimas filas y fumaba.
Luego pusieron la norma de que sólo se podía fumar en una zona junto a las salidas.
Allí nos apiñábamos entre 10 y 20 personas con el cigarrillo y el vaso de Whisky de plástico, boceábamos, a veces cantábamos (eran vuelos charter y nos conocíamos todos) y luego, volvíamos a nuestros asientos.
Más tarde, lo prohibieron
y empezó la picaresca (la picaresca es una de las pocas ventajas del mono)
Blanca, la mujer del Gerente del Concesionario de Vigo (perdón, se me había olvidado comentaros que eran viajes de incentivo de Seat), se iba a la última fila de asientos del avión , ... con dos vasos , uno con un poquito de agua y el otro vacío.
El vacío hacía de cenicero.
el otro era la "tapadera" si venía la azafata,
Sólo Blanca no aguantaba las 12 horas de vuelo sin fumar.
Los demás, sí
Sin ningún problema.
Todos aguantábamos 12 horas, .... pero en cuanto el avión tomaba tierra la mayoría de los fumadores sacábamos el pitillo antes de abrir el compartimento de las maletas, el pasillo del avión atiborrado de gente, el pitillo, apagado, en la boca.
Poco a poco hacia adelante, ... la azafata junto a la puerta, ¡qué sonrisa!.
"Good morning, thank you".
"Gracias".
... Y después del ¡gracias! ninguno de los fumadores aguantábamos 15 segundos sin encender el pitillo.

¿Cómo se pueden aguantar 12 horas sin fumar (y sin problemas) y ser absolutamente incapaz de aguantar 15 segundos sin fumar.

Esto, que yo llamo "el efecto avión", fue una de las cuestiones que más me hizo pensar la vez anterior que dejé de fumar.

20 de enero de 2011