miércoles, 13 de julio de 2011

95. Un cigarrillo mal apagado

Todo sucedió por un cigarrillo mal apagado.

Corrían los últimos días de agosto del año 2013.
Todo estaba preparado para la gran manifestación del 11 de septiembre en Barcelona.
Era el primer aniversario de la proclamación de Catalunya como estado independiente.

Tres años antes el Tribunal Constitucional se había cargado el texto aprobado por las Cortes de Madrid y ratificado por el pueblo catalán sobre el Estatut de Catalunya.
Queriendo dar en parte la razón a todos, el TC no había satisfecho ni a tirios ni a troyanos.
Por otra parte la crisis estaba a punto de alcanzar su punto más álgido poniendo en peligro la unidad europea.
El Partido Socialista estaba condenado a perder las próximas eleciones generales despues de perder el gobierno de Catalunya a manos de Convergencia i Unio y la mayoría de autonomías y ayuntamientos a manos del Partido Popular.
José Luis Rodrigo Zapatero no tuvo más remedio que disolver las Cortes en septiembre de 2011 y convocar elecciones en noviembre.

Con el Partido Socialista roto y un índice de desempleo que empezaba a repuntar después del descenso estacional del verano consecuencia del turismo, la campaña electoral para las generales de noviembre de 2011 fue un paseo para el Partido Popular, pero, contra todo pronóstico, no obtuvieron la mayoría absoluta.
Rajoy no tuvo más remedio que pactar con los nacionalistas catalanes y vascos a cambio de sacar adelante unos presupuestos que auguraban más de lo mismo. Recortes sociales, subida de impuestos y más paro en una Europa de "sálvese quien pueda".

El precio del pacto fueron más transferencias económicas y una consulta no vinculante en Catalunya respecto a la independencia.
La jugada estaba muy calculada.
Todos los sondeos indicaban que la horquilla por la independencia estaba entre el 28 y el 34 por ciento. No había ningún riesgo, pero Mariano estaba muy preocupado y Artur Más (valga la redundancia) más.
La consulta popular tuvo lugar en la primavera de 2012.
Pudieron votar todos los inmigrantes ilegales con tal de que estuvieran empadronados.
El resultado dejó a todos (perdón), con el culo al aire : con una participación del 59 %, un 64,5 % de los catalanes votó sí a la independencia y un 33 % votó no.

Se había entrado en un callejón sin salida.

Dos meses después se reformaba la constitución española y el 11 de septiembre de 2012 se proclamaba el Estat Catalá.

Entretanto la inmigración había ido en aumento y se iba asentando en los distintos barrios de Barcelona : las magrebíes y subsajarianos en el extraradio, los europeos del este en la parte alta, los paquistaníes en el Rabal y los sudamericanos en el ensanche.
Los chinos estaban por todas partes , pero no hacían ruído.
Todos eran catalanes y todos iban a estar representados en la gran manifestación del 11 de septiembre de 2013 : inmigrantes españoles, catalanes de nacimiento, magrebies , subsajarianos , europeos del este , paquistaníes, sudamericanos y chinos.

La gran manifestación del Paseo de Gracia empezó como una gran fiesta multicolor, multirracial, multilingüistica, pero, nadie sabe como, se convirtió primero en una gran trifulca y luego, en una verdadera guerra de guerrilas por toda el Area Metropolitana.
Los desórdenes duraron hasta la primavera del 2014, justo el tiempo para que los chinos construyeran una gran muralla desde las tierras del Ebro hasta el Alt Emporda.
La mayoría de los catalanes y emigrantes españoles habían emigrado los unos y reemigrado los otros a lo quedaba de España (el País Vasco tambien era independiente pero estaba enrocado en sus montañas).
Artur Más había dimitido y su sucesor era un joven diplomático de la Embajada China en Hospitalet.

Veinte años después, todas las provincias chinas de la antigua Europa iban recobrando una cierta estabilidad económica.

Todo había sucedido por un cigarrillo mal apagado por el Tribunal Constitucional en el año 2010.

Ante el peligro de apagar mal un cigarrillo, lo mejor es no encenderlo.

13 de julio de 2011.

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