viernes, 25 de marzo de 2011

68. Los recuerdos de la infancia

Están dormidos durante años.
Pero pronto o tarde, siempre despiertan.
Algunas veces, tímidamente.
Pero otras, con una fuerza y una actualidad que a veces nos asustan un poco, parece que han sucedido hace tan solo un instante.
Son los recuerdos de la infancia.

Unos son como fotos fijas, otros como películas que pasan y pasan, se rebobinan y se rebobinan sin parar.
Con los que más me recreo son con los de situaciones que ya nunca volverá a vivir nunca ningún niño.
Son situaciones nimias, difíciles de explicar pero tan propias de una época que no puede volver, que parece la prehistoria y tan sólo fue ayer :

Las neveras enfriaban con hielo. Hielo que se iba a comprar a unas fábricas donde se hacían enormes barras. Comprabas un trozo de barra y te lo llevabas a casa pasándotelo de la mano izquierda a la derecha y de la derecha a la izquierda.

La leche se compraba en las vaquerías. Muy cerca de mi casa había una. No estoy hablando del Vall D´Arán ni de Santillana de Mar. Estoy hablando del Guinardó, en Barcelona.

El cartón, el papel y los trapos se vendía a los trapaires (traperos).

Jugábamos al fútbol con una pelota hecha de trapos en el cruce de San Antonio María Claret con calle América (hoy deben pasar más de 300 coches por minuto).

La leche en polvo en los colegios y el queso amarillo, y el Cara al Sol, y el mes de mayo con flores a María.

Dos profesiones se han perdido : el Vigilante y el Sereno.
El Vigilante cuidaba de la seguridad por la noche (ya ves, ahora que no hay seguridad , tampoco hay vigilantes).
El Sereno habría la puerta de tu portal si te habías dejado la llave.
Y, en Navidad , te pasaban el aguinaldo, el vigilante y el sereno, y el guardia urbano, y el trapaire, y el tendero, y mucha gente más.

Nos juntábamos los de la escalera a ver cómo el hombre pisaba la luna en la tele en casa del único vecino que la tenía . Ahora nos dicen que fue mentira.

Elena Francis.
El Hotel la sola cama.
Taxi key.
Eurovisión.

Todos éramos un poco pobres pero nadie era pobre del todo.
Todos éramos de izquierdas pero nos creíamos que todos éramos de derechas.

Y el tabaco, nacional, la picadura, los Ideales, los Celtas cortos, los Peninsulares.

Luego vinieron los Celtas Largos , el tabaco rubio, la globalización, la crisis, las enfermedades cardiovasculares y las pulmonares.

"No se engañe nadie, no
pensando que ha de durar lo que espera
más que duró lo que vió
porque todo ha de pasar
por tal manera"
(Jorge Manrique)

26 de marzo de 2011

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