Os aseguro que la llamada "ley antitabaco", como tal ley, me trae sin cuidado.
Más de una vez en estas páginas he defendido frente a la imposición, la tolerancia y la comprensión.
La tolerancia y la comprensión que no tenían en tantas ocasiones los fumadores empedernidos para con los no fumadores y ahora reclaman de los no fumadores y la tolerancia y comprensión que en tantas ocasiones no tenían ni tienen los no fumadores para con los fumadores.
Sí me importan las consecuencias que pueda tener la ley.
Ojala, que, como dice la Ley en el preámbulo, consiguiera erradicar la costumbre de fumar a largo plazo.
Y ójala unos cuantos , cuantos más mejor, pero con algunos habría valido la pena, de los fumadores de ayer sean capaces de dejarlo y ganar calidad de vida (o vida) en el futuro.
Pero no cabe duda que cualquier ley o disposición puede tener algun efecto negativo si no se toman medidas complementarias contra los "efectos colaterales".
Esto no sería necesario si se impusiera un poco más el sentido común, ... o la dignidad, ... o la vergënza.
Intento explicarme :
Ayer visité a un familiar ingresado en un centro que , aunque se llama ICO no es el Instituto de Crédito Oficial sino el "Institut Catalá d´Oncología".
Lo que se ve dentro de cualquier Hospital, los que hemos pasado de los cincuenta, lo sabemos perfectamente , sufrimiento de residentes y familiares y magnífica dedicación, profesionalidad y cariño por parte de la inmensa mayoría de los profesionales del centro.
Quiero que vaya por delante mi admiración y respeto por todos esos profesionales que dedican sus vidas a intentar mejorar la de los demás.
Pero no puedo dejar de denunciar lo que me produjo más impresión en mi visita de ayer al ICO de Barcelona.
El edificio está ubicado en una gran parcela, a su vez separada de la vía pública por una valla metálica, parcela que hace de aparcamiento.
Desde la entrada en vigor de la llamada "ley antitabaco" no se puede fumar en ningún edificio público ni en los espacios exteriores de hospitales y/o parques infantiles.
Al salir del Hospital, en la salida del aparcemiento a la calle había no menos de una veintena de personas con dos caractérísticas comunes :
Todas estaba perfectamente uniformadas de blanco, medicos, enfermeras, personal sanitario y subalterno.
Todos fumaban animada y placenteramente.
Creedme, la imajen era patética.
Fieles cumplidores de la ley estaban fumando donde la ley les permite fumar.
Pero, en mi opinión, con cierto pasotismo, por no decir desprecio, respecto al centro en el que trabajan, a los residentes y familiares que allí sufren las consecuencias del tabaco y/o la lucha para dejarlo y a su propio uniforme, fuman y fuman a la vista de todos sin darse cuenta de la importancia que tiene, casi siempre, predicar con el ejemplo.
Personalmente vería mejor que estos profesionales , al menos durante el ejercicio de su trabajo, tuvieran su sala de fumadores o inclumplieran la ley fumando es sus despachos o en zonas donde nadie les viera, sobre todo sus enfermos.
11 de marzo de 2011
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