lunes, 31 de enero de 2011

21. Fotos fijas

Magnífico artículo el de Joan-Pere Viladecans publicado en La Vanguardia del pasado viernes, 28 de enero, titulado "Fotos fijas".

Habla de la tendencia a confundir la memoria y la nostalgia.
"... La memoria es honda, por lo general dramática y severa. Desatenta. La nostalgia,en cambio, es frágil, acariciante, humosa. Melancólica. Amable al recuerdo y a la evocación.....
Venimos de un tiempo en que los ciudadanos arrebañaban sus bronquios en la calle. “Prohibido escupir en el suelo”. Tuberculosis y miseria. Y en el que las gentes malhablaban a voces. “Prohibida la blasfemia y la palabra soez”. Brazos en alto. Paisajes de sotana oliendo a cera y a culo de cabra. Los trabajadores, a tabacazo y a sudor honrado. Los sábados las señoritas despreocupadas atendían a los hombres, que les contaban no lo que eran, sino lo que hubieran querido ser. Frustración y desengaño. ¿Y el matrimonio?; para toda la vida, aburrido pero confortable. Tedio y sombra. Arribaban luego los hijos, que se iniciaban a la vida adulta con el primer cigarrillo ofrecido por el padre ...".

Sí , hacerse HOMBRE era tener que ir a la "mili", poder fumar y beber e iniciarse en el sexo, normalmente de la mano de un amigo mayor y en un lugar apropiado a tal fin.

¡Memoria de otra época!
¡Machismo celtibérico!
Eras más hombre cuanto más fumabas (después, las mujeres acabaron con el mito) y eras más macho cuanta más potencia sexual tenías (después, también las mujeres acabaron con el mito).
... y la ciencia y los médicos, porque está demostrado que ambos atributos de macho son, desgraciadamente, invérsamente proporcionales :

"La impotencia del fumador es debida a problemas circulatorios.

La disfunción eréctil se considera una señal de alerta de posibles problemas circulatorios en el cerebro o el corazón

Asimismo, las arterias peneanas de los fumadores se encuentran afectadas por una arterioesclerosis acelerada, con mayores depósitos de colesterol y, por lo tanto, con flujos sanguíneos menores.

Que el fumar puede provocar impotencia es algo que se viene considerando desde hace años. Los primeros trabajos sistemáticos se remontan a los primeros ochenta, cuando la asociación entre el consumo de tabaco y enfermedades cardiovasculares y cardiorespiratorias empezó a tomar cuerpo.

Aunque la evidencia científica tardó un tiempo en llegar, la sucesión de investigaciones, algunas de ellas alentadas por organizaciones de tanto peso como la American Heart Association (AHA), acabó asentando la teoría sobre hechos: si el tabaco causa alteraciones en los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, y por extensión al sistema cardiovascular, lo mismo ocurre con el riego sanguíneo peneano.

Y los hechos, acumulados tras más de dos décadas de investigaciones, son contundentes: de acuerdo con la mayor parte de estudios publicados hasta la fecha, fumar duplica el riesgo de padecer impotencia en hombres de entre 30 y 40 años. El riesgo oscila, en función del estudio, entre el 50% y el 60% de posibilidades con respecto a hombres no fumadores, aunque algunos trabajos lo elevan hasta un alarmante 80%. La cantidad de tabaco consumido para alcanzar estas cotas de riesgo se sitúa alrededor de los 20 cigarrillos diarios, aunque se considera que tiende a crecer en paralelo al consumo.

El consumo de tabaco se ha asociado tradicionalmente a una buena y satisfactoria salud sexual. Sin embargo, las evidencias se agolpan en dirección contraria. A los ya citados efectos sobre el sistema circulatorio peneano, al fumar también se le atribuye una reducción del volumen de la eyaculación así como una disminución del número relativo de espermatozoides y una merma significativa de su calidad: espermatozoides deficientes, de movilidad reducida y menor capacidad para fecundar al óvulo. La suma de todos estos factores puede conducir a infertilidad.

Del mismo modo, hoy se considera la impotencia un sintoma de una alteración circultaria. Al igual que a los vasos sanguineos peneanos, el tabaco afecta a los vasos de órganos tan importantes como el corazón, el riñon y el cerebro. La disfunción eréctil puede constituir un aviso, por tanto, del peligro de padecer un infarto o una trombosis cerebral.

En cualquier caso, las posibilidades de mejora de la impotencia al dejar de fumar son elevadas. Esto se debe a que algunos de los efectos perjudiciales del tabaco se producen por efecto inmediato de la nicotina. No obstante, el proceso de envejecimiento prematuro de las arterias del pene es mucho más dificil de recuperar, una vez abandonado el hábito."

31 de enero de 2011

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